Aumenta la demanda en estética dental

En una era en la que el aspecto físico de las personas está cada vez más en el punto de mira de la sociedad es lógico y normal que nos fijemos en todo aquello de nuestra apariencia que se podría mejorar y tomemos medidas al respecto, medidas que están cada vez más al alcance de la gente, además de asumidas y aceptadas por los demás. Para ello, lo mejor es acudir a profesionales , toda una garantía.

Son cambios que aplicamos a nuestra forma de vestir, nuestro peinado, nuestra piel y nuestra figura, pero en el fondo la parte más visible de nuestro cuerpo es la cara, y aparte de los ojos lo que más destaca en ella es la boca, principalmente los dientes.

La importancia de la estética

Es por ello que la estética dental es algo que preocupa a un número creciente de personas, que deciden acudir al especialista por motivos que van más allá de la salud y, de hecho, en muchos casos son puramente estéticos.

Por diversas razones, entre las cuales malos hábitos, accidentes o mala formación durante el crecimiento, es bastante frecuente que tengamos imperfecciones de distinta gravedad en la dentadura. Desde una mala alineación, generalmente corregida con ortodoncia -y cada vez son más los adultos que recurren a ella, habiéndose «librado» en la niñez o incluso volviendo a ella por algún nuevo problema-, hasta antiestéticos diastemas, desequilibrio entre el tamaño de las encías y el de los dientes, roturas totales o parciales, caída de piezas dentales definitivas u oscurecimiento de los dientes.

Los tratamientos más populares

Uno de los tratamientos que está viviendo un mayor crecimiento de la demanda es el de los blanqueamientos dentales, que lógicamente busca restaurar el color que deberían tener los dientes y que es fácil que vayamos perdiendo por mucho que nos los cepillemos a menudo o usemos dentífricos supuestamente blanqueadores.

En este caso se aplica un gel blanqueador y se puede hacer en la consulta o bien en casa, aunque para esta segunda opción se requiere una férula hecha a partir del molde de los dientes del paciente, que deberá ponérsela diariamente. Si se hacen ambas cosas, el uso de la férula y las visitas al dentista, los resultados serán más rápidos y efectivos.

También aumenta la demanda de carillas dentales, una especie de fundas, que no prótesis, que se colocan sobre dientes afectados por roturas, separaciones excesivas (el mencionado diastema) o malas alineaciones, de modo que, sin solucionar el problema de raíz, sí que estéticamente queda solventado y se le da al paciente un aspecto mejorado que le permitirá sonreír con tranquilidad y seguridad. Las hay de porcelana, más caras pero duraderas, y las de composite o resina, que admiten pequeñas reparaciones pero también se estropean antes.

Finalmente está la ortodoncia invisible, que son métodos mucho mejores desde el punto de vista estético que la ortodoncia clásica, que durante el proceso afea claramente la dentadura y además provoca molestias. En este caso hablamos de férulas de plástico que se pueden retirar al comer, por ejemplo, o de la llamada ortodoncia lingual, que es ortodoncia por la parte interior de los dientes y, por lo tanto, prácticamente invisible.